Efectos inmediatos en la circulación tras dejar de fumar (20 minutos)

Apenas 20 minutos después de dejar el último cigarrillo, empiezan a producirse cambios en su cuerpo.

La tensión arterial baja y la circulación empieza a mejorar.

Esto implica que el cuerpo ya está cosechando los beneficios de un entorno sin humo, trabajando para que el ritmo cardiaco y la presión sanguínea vuelvan a sus niveles normales.

Efectos sobre los niveles de nicotina y monóxido de carbono (8 horas)

Después de unas 8 horas de haber dejado de fumar, los niveles de nicotina y monóxido de carbono en la sangre se reducen en más de la mitad. Como resultado, sus niveles de oxígeno empiezan a volver a la normalidad. Esta reducción de sustancias nocivas en el torrente sanguíneo favorece un flujo sanguíneo y una función cardiovascular más saludables.

Normalización de los niveles de monóxido de carbono (12 horas)

12 horas después de dejar de fumar, el nivel de monóxido de carbono en su cuerpo volverá a la normalidad. Esto significa que su corazón no tendrá que esforzarse tanto para llevar suficiente oxígeno a su cuerpo. Es un hito importante porque se sabe que el monóxido de carbono, un gas presente en el humo de los cigarrillos, reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.

Disminución del riesgo de infarto (24 horas)

Un día después de haber dejado de fumar, el riesgo de infarto empieza a disminuir. Esto se debe a que la ausencia de afluencia continua de toxinas procedentes del humo permite que su sistema cardiovascular empiece a repararse lentamente. A medida que mejora la salud de sus vasos sanguíneos, también lo hace la salud de su corazón, reduciendo así el riesgo de eventos cardíacos.

Mejora de la circulación periférica (2 días)

A los 2 días de dejar de fumar, su circulación periférica empieza a mejorar. Como resultado, es posible que empiece a notar las manos y los pies más calientes, lo que indica que el flujo sanguíneo está mejorando en estas zonas.

Aumento de la función pulmonar y de la facilidad para caminar (2-3 semanas)

De 2 a 3 semanas después de dejar de fumar, las mejoras son aún más pronunciadas. La función pulmonar aumenta hasta un 30%, facilitando la respiración. La mejora de la circulación en esta fase hace que las actividades físicas, como caminar, sean menos agotadoras. En general, esto permite que fluya un mayor volumen de sangre por el cuerpo.

Restauración de las células sanguíneas y aumento del tono vascular (de 3 a 6 meses)

A los tres meses, el tono vascular vuelve a la normalidad y, a los seis meses, las células sanguíneas están completamente recuperadas. Estos cambios fisiológicos mejoran en gran medida la capacidad del organismo para transportar oxígeno y nutrientes a los distintos órganos y tejidos, mejorando así la salud general.

Beneficios a largo plazo de dejar de fumar para el sistema inmunitario y la nutrición de los tejidos

A largo plazo, dejar de fumar conduce a un sistema inmunitario robusto y a una mejor nutrición de los tejidos. Su circulación sanguínea sigue mejorando, lo que ayuda significativamente a toda actividad física. Esto también facilita que su sistema inmunológico combata enfermedades comunes como los resfriados y la gripe.

Beneficios generales para la salud de la mejora del flujo sanguíneo y la circulación después de dejar de fumar

En conclusión, los beneficios de dejar de fumar son numerosos y van mucho más allá de los efectos inmediatos. La mejora del flujo sanguíneo y la circulación, el restablecimiento de las células sanguíneas, un sistema inmunitario más fuerte y un menor riesgo de infarto son sólo algunas de las muchas mejoras para la salud que pueden esperar los ex fumadores. Aunque el camino hacia la deshabituación tabáquica puede ser difícil, no cabe duda de que la recompensa merece la pena.