Aunque quizás lo más correcto sería sustituir en el titular “Ciencia” por “científicos”.
Algunos piensan que a la Ciencia le falta una buena política de Relaciones Públicas. Pero lo cierto es que la ciencia no está perdiendo su credibilidad porque la gente ya no crea en la idea del descubrimiento científico, sino porque la ciencia ha adquirido un tono autoritario, y se la ve como íntima compañera de viaje de grupos de presión políticos cuyo objetivo es conseguir poder para obligarnos a la gente a cambiar nuestro comportamiento a la fuerza. Un claro ejemplo de esta falta de credibilidad es la caída de la creencia del público en el Calentamiento Global Antropogénico (o Cambio Climático según les convenga a algunos), desencadenada, sin prisa pero sin pausa, por el escándalo del Climategate.
En el pasado, los científicos en general, eran neutrales a la hora de decirle a la gente lo que tenía o no que hacer. Indicaban simplemente observaciones neutrales que no planteaban exigencias a la gente pero que la gente recibíamos con interés. De hecho, este tipo de objetividad sentaba unas buenas bases para la confianza en las afirmaciones científicas: “Aquí están nuestros resultados, léanlo y crean en ellos”.
Sin embargo nos encontramos con científicos activistas, organizaciones no gubernamentales cuasi-científicas como el IPCC, editores de revistas científicas, o jefes de distintas academias científicas que se inclinan más a decir: “Aquí están nuestros resultados, y los resultados dicen que debéis cambiar vuestra vida de esta manera, de esta otra, o viceversa”. En asuntos como el cambio climático nos encontramos con frases del estilo “La Ciencia dice que tenemos que reestructurar radicalmente nuestra economía y estilo de vida para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero radicalmente para el año 2050″.
Independientemente de lo que pensemos sobre el tema del cambio climático o calentamiento global, estas dos formas de dirigirse al pueblo seguirían estos esquemas:
Ciencia objetiva: “Investigaciones indican que el consumo abusibo de tabaco y la ingestión en exceso de sal eleva el riesgo de accidentes cardiovasculares”
Ciencia autoriataria: “Investigaciones indican que debemos reducir el consumo de tabaco y sal en unas cuotas del 50% para el año 2030″
Un estudio informal pero muy ilustrativo de los nuevos modos.
Para ver si estas sospechas son correctas se ha realizado una investigación informal para comprobar el crecimiento en el uso de lo que podríamos catalogar como “léxico autoriatario” cuando se trata de descubrimientos científicos. Se realizaron búsquedas de las siguientes frases para ver cómo su uso ha cambiado en los últimos 30 años:
“la ciencia dice que debemos”, “la ciencia dice que deberíamos”, “la ciencia nos cuenta que debemos”, “la ciencia nos cuenta que deberíamos” “la ciencia manda”, “la ciencia requiere”, “la ciencia dicta”, y “la ciencia obliga.”
Sorprendentemente una frase, en particular, se ha convertido dramáticamente en la más frecuente en los últimos años: “La ciencia nos dice que debemos”. El uso de la frase “la ciencia requiere” también aumenta considerablemente con el tiempo. El gráfico (abajo) muestra cláramente el creciente uso de esas frases en particular. Algo de esto puede simplemente reflejar el crecimiento general de los medios de producción y el crecimiento de los nuevos medios, pero si ese fuera el caso, podríamos esperar que todos los términos mostraran un crecimiento similar, y no es así.
En otras palabras, alrededor de finales de la década de 1980, la ciencia (por lo menos la información científica) adoptó un tono claramente autoritario. Ya sea debido a la disponibilidad de financiación o un deseo por parte de algunos catedráticos para obtener mayor relevancia, o simplemente la propagación del activismo a través de la universidad, los científicos dejaron de hablar de manera objetiva y empezaron a decirle a la gente qué hacer. Y a la gente este tipo de tono no le gusta, sobre todo cuando están en condiciones de evaluar la información que supuestamente les obliga a renunciar a ciertas cosas.
La confianza de los ciudadanos se ve aún más debilitada por escándalos científicos, como el reciente asunto del Climategate, cuando se hizo evidente que los científicos del clima, si no abiertamente, cocinaban sus libros o se comportaban de forma partidista para crear una percepción unificada del clima a fin de promover una agenda política determinada. La comunidad climática es, probablemente, la que en mayor grado usa el tono autoritario, con frecuentes llamadas del tipo “la ciencia dice que tenemos que limitar las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono a 350 partes por millón”, o similares de igual trascendencia. Friends of the Earth dice : “la ciencia nos dice que debemos reducir nuestras emisiones globales de gases de efecto invernadero para evitar un cambio climático peligroso”. El negociador de Estados Unidos sobre el cambio climático en Copenhague es citado por el World Wildlife Fund diciendo “China debe hacer mucho más si queremos tener una oportunidad de resolver el problema y llegar a un acuerdo internacional que logre lo que la ciencia nos dice que debemos hacer”. La ciencia como dictador… no es un espectáculo edificante…
Si la ciencia quiere redimirse y recuperar su lugar con el afecto del público, los científicos necesitan salir cada vez que algún político dice: “La ciencia dice que tenemos que …” y responder: “La ciencia sólo nos dice lo que es. No, y nunca puede decirnos qué debemos o o no hacer”. Si lo dijeran con la suficiente frecuencia y lo suficientemente alto, los científicos podrían recuperar el derecho a reclamar ese manto de objetividad al que han renunciado en los últimos 40 años por permitir ser el recurso de última instancia de los estados para imponer reglamentaciones (y autoridad).
Quizas la Ciencia necesite un mejor RRPP (y que le explique esto)-
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