“No hay debilidad de la naturaleza humana más universal y patente que lo que comúnmente llamamos credulidad, o confianza excesivamente ingenua en el testimonio de los demás.”
David Hume
Con la credulidad ingenua se renuncia a la razón, a la crítica productiva que conduce al conocimiento y la información veraz. Con la credulidad demostramos que no estamos dispuestos a hacer un mínimo esfuerzo racional, un mínimo análisis de las cosas.
Con la credulidad reducimos nuestros pensamientos o a una crítica inútil, carente de fundamentos, basada en tópicos, superficial y visceral o a una fe ciega confiada a figuras carentes de autoridad, y que nos conduce cada vez más a la ignorancia.
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